El “rendimiento escolar” o la trampa del elefante

Mª Ángeles Llorente Cortés – MRPs País Valencià

Deberíamos aclarar muy bien de qué estamos hablando cuándo hablamos de “rendimiento escolar”.


Cuando una se encuentra con estas dos palabras “Rendimento Escolar”, cuando menos le invade una cierta sensación de malestar . Sin duda sabemos muy bien lo que esconden detrás:

  • Una concepción mercantilista del Sistema educativo frente a una concepción humanista de la Educación.
  • Una percepción del alumnado del profesorado y del sistema educativo como productos en los que se invierte para que sea rentables.
  • Una concepción del saber basada en aprendizajes conceptuales, memorísticos y sin relevancia alguna : la instrucción frente a la educación global de la persona.
  • Una tendencia uniformizadora y terriblemente injusta que busca medir a todos/as( alumnado , profesorado, centros …) por el mismo rasero, sea cuál sea su nivel de partida.
  • Una concepción que busca segregar a un amplio sector de alumnado, excluyendo cuanto antes del sistema a aquellos/as que, según ellos, han fracasado, suspendido o no quieren aprender lo que las editoriales han decidido que tienen que aprender.
  • Una tendencia clara a culpabilizar al alumno/a porque no se esfuerza y al profesor/a porque es un vago, no se forma, no trabaja lo suficiente o no es lo bastante autoritario.
  • Un intento, en definitiva, de utilizar el “rendimiento escolar” como índice para valorar la calidad de los sistemas educativos, sin tener en cuenta otros factores mucho más relevantes como la estructura del sistema, los contenidos excesivos, la excesiva fragmentación curricular, la consideración del profesorado, los sistemas de acceso, la formación docente , la tipología del alumnado, los recursos con los que se cuenta, la inversión en educación, la falta de democracia en los centros, etc.

Y es que deberíamos aclarar muy bien de qué estamos hablando cuándo hablamos de “rendimiento escolar”. Las personas que estamos a diario en la escuela, trabajando con los alumnos/as y con sus familias, y que ya hace años que practicamos una evaluación continua, formativa y orientadora no sólo del alumno/a , sino de todo el proceso, sabemos que una cosa son las calificaciones que obtiene el alumno/a y otra su rendimiento. Vemos a diario como alumnos/as con necesidades educativas especiales, con problemas de aprendizaje concretos, con problemas de desescolarización o escolarización tardia, con problemas familiares…, por mucho que esfuercen dificilmente alcanzarán lo que se llaman “niveles mínimos” en el periodo de su escolarización obligatoria. Estos niños/as tienen un rendimiento excelente en función de su situación de partida y de sus posiblidades, porque se esfuerzan con ahínco para mejorar ; pero claro, esto no ocupa, ni preocupa a los expertos, inspectores/as teóricos de la Administración o políticos incapaces que se dedican a medir el rendimiento de los niños y niñas como si de máquinas de coser fabricadas en serie se tratase.

Y es que algunas personas deberían aclararnos cómo se puede medir el nivel de socialización que los niños y las niñas adquieren en los Centros, cómo miden el amplio abanico de valores que se transmiten en la escuela, cómo miden el esfuerzo que cada niño/a ha realizado para saber lo que sabe (eso suponiendo que se pueda medir lo que alguien aprende con una prueba de 10 páginas manuscritas). También deberían aclararnos como miden el esfuerzo que desarrollan los maestros/as para atender a todos y cada uno de sus alumnos/as y conseguir que cada día sepan algo más, y formen su personalidad, y aprendar a resolver los conflictos de forma pacífica y se acostumbren a participar democráticamente respetando opiniones, guardando turnos de palabra, y aprendan matemátticas , y a leer y entender un texto y ciencias de la nautaleza y educación vial y así sucesivamente

¿Se ha preguntado alguien cómo podemos en las escuelas tratar con profundidad y relevancia todos los contenidos de cada una de las áreas que integran el currículum de la enseñanza obligatoria?. ¿A alguien le preocupa cómo podemos acercar a nuestros alumnos a los saberes relevantes con un curriculum parcelado en asignaturas inconexas entre sí que poco tienen que ver con los problemas que van a tener que resolver en el mundo real?.

Es curioso que todas las leyes educativas y muchísismos de los libros que los más eminentes pedagogos y estudiosos de la educación se propugnen objetivos educativos de gran calado para después despachar sobre si los han conseguido o no , haciendo pruebas a los niños/as sobre lectura escritura y operaciones básicas y cuatro contenidos socionaturales de carácter meramente memorístico. Y eso sí, para todos los centros las mismas pruebas , sean centros privados de élite, centros privados concertados que seleccionan a su alumnado o centros públicos abarrotados de población desfavorecida…..! A eso se le llama hacer una evaluación cualitativa, de calidad y justa!.

Creo que ya es hora de hablar de qué problemas reales tenemos en los centros y de cómo podemos solucionarlos. Todos los maestros y maestras de este país estaremos encantados de colaborar en un análisis de la situación que permita mejorar el Sistema educativo (de hecho llevamos años haciéndolo). Estaremos encantados de buscar estrategias para mejorar nuestras prácticas y de que de una vez por todas empiecen a abordarse los males endémicos que lo aquejan. Hay que mejorar el Sistema Educativo, sin duda.

Para ello en primer lugar, es necesario hacer un buen diagnóstico, determinar cuáles son los problemas fundamentales, con rigor, con seriedad y con voluntad de solucionarlos. Intentaré enumerar algunos de ellos:

  • La organización social es injusta y genera desigualdades. Los niños/as llegan a la escuela todos diversos/as y algunos/as desiguales. La escuela por si sóla no puede compensar las desigualdades que la sociedad genera. Es imposible que en el mismo tiempo dos alumnos/as con desigualdes fuertes alcancen niveles de conocimientos similares. Por tanto tendrá que ser la sociedad entera la que genere mecanismos para favorecer la escolarización temprana de los grupos más desfavorecidos, tendrá que ser la Administración Educativa la que proporcione a los Centros recursos humanos y materiales para acoger al alumnado inmigrante, de minorías étnicas , de grupos sociales desfavorecidos..etc. También se deberán programar otros espacios fuera del horario lectivo común para que determinados alumnos/as completen su formación.
  • El profesorado debe recuperar la voz y la palabra en la escuela. Debe atreverse a seleccionar aquellos contenidos más adecuados para trabajar con su alumnado y debe planificar su manera de trabajo. Ha de potenciar en el alumnado el gusto por saber , por aprender, Ha de diversificar los materiales con los que trabaja y huir del libro de texto que uniformiza y no permite atender a la diversidad del alumnado. Para eso necesitamos formación , pero formación de la buena. Una formación que parta de nuestras necesidades y que realicemos con nuestros compañeros/as , en nuestos centros. Una formación que una teoría y práctica . Una formación que precisa de tiempos y de espacios, que en la actualidad nos han secuestrado. Y necesitamos medios : medios materiales y humanos .
  • La dirección de los Centros Escolares no puede ser un modelo profesional excluyente de “Cuerpo de Directores”. Un centro para que ofrezca una enseñanza de calidad , tiene que ser un centro vivo , en el que se implique todo el profesorado, participen las familias y se dé protagonismo al alumnado. Para ello es necesario un Proyecto educativo común, del que todos/as se sientan parte y se corresponsabilicen en su desarrollo. Los que llevamos más de 25 años trabajando en centros públicos sabemos que un director/a puede pasar años sin introducir ni una sóla mejora en sus centro, viviendo en la inercia y en la rutina. La innovaciones metodológicas , los procesos de formación en Centros, los Proyectos de atención a la diversidad, las semanas culturales, y cualquier otra iniciativa que suponga una mejora real del sistema, requieren del compromiso de todo el profesorado , de la participación de las familias y de un clima que favorezca una implicación del propio alumnado en su proceso de aprendizaje. Y eso ningún director/a por muchos cursos de carácter tecnocrático, de inteligendia emocional o de marketing que haya cursado, podrá lograrlo, porque lo que un grupo de personas necesita para asumir la dirección de un Centro es ilusión , ganas , compromiso social , conocimiento de la realidad en la que se mueve y formación en la práctica cotidiana de coordinación y gestión de los centros. Sería mucho mejor potenciar las experiencias positivas de funcionamiento democrático que se están dando en muchos centros y contribuir a un análisis de las mismas, que permita extrapolar elementos transferibles a otras realidades. Promover el intercambio y facilitar la innovación serían dos condiciones cuando menos a tener en cuenta.
  • El modelo social imperante basado en el consumismo salvaje, nos lleva a unas jornadas laborales larguísimas, que condicionan el tiempo que las familias pueden compartir con sus hijos/as para orientarles en su proceso educativo y para participar en las escuelas en actividades de formación sobre la educación de sus hijos/as. La familia tiene que recuperar el papel que le corresponde, no puede delegar sus funciones en la escuela. La sociedad debe hacer una reflexión responsable sobre los espacios y los tiempos escolares y sobre los espacios y los tiempos familiares. Un niño no debería permanecer en un Centro más de 8 horas diarias (Ese es el tiempo escolar de un niño/a que se queda en el comedor ) y eso ya es una barbaridad porque supone equiparar su jornada laboral a la de un adulto.
  • Los medios de comunicación transmiten continuamente valores que la escuela debe combatir. Así, es frecuente que se centre el éxito en el aspecto físico más que en la capacidad intelectual, se exalta el negocio del deporte en lugar de promover su uso, vende comportamientos sociales basados en el griterío , el insulto y la descalificación permanente, se fomenta el consumo de productos basura ..etc. Y luego se pide a la escuela que eduque en salud, que prevenga la obesidad, que favorezca la tolerancia, que eduque en las buenas maneras…. En suma, en la escuela debemos combatir todo lo que fuera se empeñan en transmitir. Es una actitud tremendamente hipócrita que algún día convendrá plantearse con seriedad.

Es necesario propiciar en nuestra sociedad un debate serio sobre LA EDUCACIÓN, sobre cómo ésta contribuye a que cada una de las personas que conviven en ella sean conscientes de su propia historia de vida y aprendan estrategias para su emancipación. Una educación liberadora que ayude a las personas a comprenderse a sí mismas, a comprender a los demás y a participar activamente en la sociedad que les ha tocado vivir para mejorarla. Si queremos un mundo mejor para nuestros hijos/as tendremos que cambiar el discurso social dominante: frente a tanto individualismo , mejor la colaboración y la sociedad; frente a la competitividad salvaje, mejor derechos laborales e igualdad social; frente al libre mercado , mejor justicia social y solidaridad; frente el culto al cuerpo, mejor la persona y sus valores ; frente al entretenimiento vacio de contenido, mejor el placer de la cultura. Y como bien moral: frente a la pluralidad de centros, la pluralidad en los centros. Defendamos la educación como derecho humano y la escuela como servico público. La educación no es una mercancía, la escuela no debería ser un negocio.


Mª Ángeles Llorente Cortés.
Directora del C.P.Cervantes de Buñol (Valencia). .
Miembro de la federación de MRPs del País Valencià.


NOTA: Título sugerido por José Luis Espada i Sáez,profesor del C.P. Cervantes