“Las administraciones públicas garantizarán una educación para la igualdad” ¿Cómo?

Las administraciones públicas garantizarán una educación para la igualdad
(Ley de Igualdad de Oportunidad entre Mujeres y Hombres de Castilla y León, art. 2 objetivo 9)

Sí, en Castilla y León, existe desde el año 2003 una Ley de Igualdad ¿pionera? No, esta Ley no tiene el objetivo ni la fundamentación de la recientemente aprobada Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres de carácter estatal, responde a la responsabilidad que la normativa europea exige a las administraciones en esta materia; de este tipo de leyes se pueden sacar poco más que intenciones. La letra de la Ley dice cosas tan bonitas como utilizar un lenguaje no sexista, que incumple en su propio texto y que ha brillado por su ausencia en todos los escritos de la Junta de CyL; e incluye entre sus objetivos la creación de módulos sobre este tema en todos los niveles educativos, otra sentida ausencia.

Parte del desarrollo normativo en esta materia lo constituye la Estrategia Regional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, 178 medidas que ponen de manifiesto cuál ha sido la “garantía” para una educación igualitaria por parte de esta administración –que es la nuestra-. Las medidas, además de contar con unos criterios comunes, aparecen distribuidas en áreas de actuación correspondientes a las Direcciones Generales, y son, en muchos casos, las mismas pero repetidas en varios apartados (dependiendo de la cantidad de áreas que hayan intervenido), lo que nos deja muy por debajo de las 178 mencionadas; aunque la cantidad no haga la calidad, obviamente. En muchas de ellas se puede leer contemplar, procurar, estudiar la posibilidad de…, yendo de la desgana –procurar que se incluya la perspectiva de género…– al paternalismo –…tener en cuenta al colectivo de mujeres para implicarlas…-. Y como ejemplo de la idea sobre Coeducación que tiene nuestra administración y la verdadera estrategia regional (al menos en lo que se refiere al sistema educativo) sobre la igualdad de género, baste mencionar que se mantiene el concierto con colegios privados que segregan al alumnado por sexo.

Casi todas las medidas están encaminadas a la realización de costosas campañas –algunas increíblemente sexistas, como las últimas dirigidas a la orientación profesional- o vistosos encuentros, que tienen el objetivo, no explícito, de darse un baño de vanidad y felicitarse por lo bien que va todo, entrando de puntillas en los aspectos más superficiales de la perspectiva de género. En el cuidado de los y las más pequeñas se apuesta por las guarderías en las empresas, que tienen sus miras más en la rentabilidad de la trabajadora (porque es en ésta en la que están pensando como usuaria) que en una adecuada infraestructura de servicios públicos para que cualquier madre o padre pueda contar con escuelas infantiles de calidad (es decir, velando por que no sean subcontratas) y con una oferta suficiente que cubran la necesidades de las familias.

Ésta es la traducción a la práctica que la Junta de CyL ha hecho de dicha Ley.

Hace pocos días fue el Día Internacional de la Mujer, día con un pasado histórico importante, aunque desconocido, que pasó sin pena ni gloria en la mayoría de los centros educativos y que tampoco estuvo impulsado por las administraciones educativas como se hace con otros eventos. Bien es verdad, que no se puede basar la coeducación, ni los derechos humanos, ni la paz, en los Días de… pero al menos son un comienzo, una oportunidad para recordar algunas cosas, para hablar por fin en las aulas de las mujeres, de las anónimas y de las que tienen un nombre (aunque a ellas también se las olvida en los libros). Pero no, este día no es tan importante, no da tanto juego como soltar globos y palomas, no es tan vistoso como ir a visitar el Ayuntamiento y leer los artículos de la Constitución; confiemos en que al menos se recuerde cada día el Art. 14.

Hace pocos días también, casi como “un regalo” de 8 de marzo, se ha aprobado la Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres que ha entrado en vigor esta semana, llena de miedos, como todas las normativas desarrolladas en España sobre este tema. Sin grandes a avances, con muchas carencias, pero un hilo del que tirar con fuerza. No es que debamos quedar prendidos ante una Ley de “maquillaje”, aunque el mismo debate sobre una ley así tenga efectos formativos y de sensibilización social, pero sí hay que tratar de estrujarla hasta que parte de su nombre, “Efectiva”, empiece a vislumbrarse. Que no nos hagan perder, una vez más, la ilusión por hacer un buen trabajo, a pesar de esta marea de leyes que, lamentablemente, no pasan de ser un bonito “adorno” que poner en la Memoria oficial correspondiente.

Y hablando de memoria, a lo mejor no resulta tan inútil en el aula si la utilizamos para algo más que para repetir la “lista de los reyes godos”; reclamemos la memoria para las mujeres que existieron y cambiaron nuestro mundo, para llamar a las cosas por su nombre (golpe de estado, dictadura, tortura, dignidad, etc.).


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