1_XII_01.jpg

Perfil de la infancia y la adolescencia hoy

Trabajo realizado por el MRP Escuela Abierta de Getafe (Madrid) y presentado por Julio Rogero.

Ponencia presentada en el encuentro del 1 del XII de 2007
dentro de los Proyectos de intervención en red, convocados por Concejo Educativo de CyL en el curso 2007-08.


 

1.INTRODUCCIÓN

Resulta interesante comenzar el tema con presentación de dos vídeos:

“Quince días de agosto” 2′ (Resalta la visión infantil de la infelicidad de un mundo adulto marcado por el consumo y el trabajo para consumir como “borregos”, 1_XII_01.jpg que hacen de sus hijos “borreguitos” que serán iguales cuando crezcan…)

“El niño hace lo que ve” 1’45” (presenta cómo la infancia es una etapa de imitación de lo que hace el adulto y de su mundo de valores)

En todos los documentos que los MRPs hemos ido elaborando a lo largo de nuestra historia aparece como eje central de nuestra tarea como educadores/as, el desarrollo pleno, integral y armonioso de la persona, se encuentre ésta en su infancia, adolescencia o adultez. Contribuir a que las personas aprendamos a comprender el mundo en que vivimos, a entenderlo y entendernos en función de él, que nos permita participar en la vida pública de una manera crítica y activa para mejorarla, viene siendo el objetivo esencial de la Renovación Pedagógica y las gentes que intentamos vivirla. La emancipación de la persona es el único camino hacia la transformación social.

Hoy, más que nunca, se siguen considerando la infancia y la adolescencia como etapas de transición a la vida adulta, como si cada momento de la vida no fuese único e irrepetible y mereciese la vida vivirlo con la entidad pertinente. Profundizar en las necesidades, intereses y formas de vida de nuestros alumnos/as continúan siendo elementos esenciales de nuestra tarea como educadores/as. Por otro lado cuestionar los prejuicios y estereotipos que las sociedades atribuyen a niños y jóvenes es imprescindible para poder trabajar desde una perspectiva crítica y emancipadora .

Los cambios socio-económico-tecnológicos sufridos por nuestra sociedad en los últimos tiempos han sido tan vertiginosos que, a la fuerza, tienen que repercutir en la percepción del mundo y en la construcción de la personalidad y las formas de actuación de los que hemos nacido y crecido inmersos en ellos. Reflexionar sobre el alcance y repercusión de estos cambios y analizar como están influyendo en las relaciones familiares, escolares y sociales, nos permitirá avanzar en la formulación de propuestas de análisis y acción de nuestra práctica educativa. (Del documento base para el XXIII Encuentro Estatal 24 de noviembre de 2007)

2.QUÉ ENTENDEMOS POR INFANCIA Y ADOLESCENCIA. El sujeto como autonomía dependiente

Esa etapa de la vida en la que el ser humano se produce como sujeto en proceso caminando desde la heteronomía absoluta a la autonomía progresiva desarrollando al máximo sus capacidades y potencialidades en todos los ámbitos del ser.

“Se trata de una persona que va construyéndose progresivamente, a partir de un encadenamiento de experiencias vitales” (Jaume Funes).

Esta sociedad en cambio continuo influye en el niño en varios aspectos:

influye sobre las potencialidades (sobre las condiciones de vida)

estos cambios generan diversos entornos vitales y entornos educativos.

Facilitando diversas experiencias
modifican el sentido del valor del ofendido.

3.ALGO ESTÁ PASANDO QUE NOS INQUIETA: la sociedad se transforma, la infancia y la adolescencia también

Todos reconocemos que el mundo que nos rodea cambia rápidamente y se requiere un análisis a fondo y una actitud ante el mismo.

No nos vamos a entretener ahora, porque no es el objeto de la charla, a analizar lo que está pasando en todos los ámbitos de la sociedad, pero sí hemos de tener presentes los aspectos que nos parece que indicen más en la configuración de la infancia y la adolescencia actual.

Previamente es importante considerar cómo nos posicionamos ante los cambios para ser críticos ante ellos y a la vez saber aprovechar lo mejor de los mismos para apoyar los avances en los procesos de construcción de la humanidad de la humanidad.

La concepción de los cambios como deterioro (equivalencia entre cambio y deterioro): El “antes” se antepone al cambio: Antes se aprendía más, antes esto no pasaba…

La concepción del cambio como promesa: lo que vendrá será lo mejor y nos salvará.

La concepción del cambio como imposible. Negar toda posibilidad de cambio

La concepción del cambio como presencia (como presente): El cambio se construye en cada momento con una actitud crítica y abierta, positiva y esperanzada…

La infancia y la juventud renovadas:

La vieja infancia (y adolescencia) que Occidente construyó a lo largo de los últimos trescientos años ha entrado en un claro proceso de cuestionamiento y de desplazamiento a partir de un conjunto de cambios que podrían entenderse en función de una cultura que ya no es dominada por los ancianos que saben o adultos que mandan (Mariano Narodowski, 2005, 239). Esa es la infancia de la modernidad: obediente, sumisa, dependiente, heterónoma…

Hoy nos movemos entre dos polos la infancia y adolescencia hiperrealizada y la desrealizada.

Hoy se afianza la infancia y adolescencia hiperrealizada, ello supone niños y adolescente que ya no son obedientes, dependientes y heterónomos ya que se relacionan con las nuevas tecnologías como protagonistas. Es un proceso por el cual se van borrando las huellas de la vieja infancia. Son los hijos de las clases medias urbanas. Esta idea entra en conflicto con nuestras viejas imágenes de la infancia y la adolescencia. No hay posibilidad de interacción bajo los viejos cánones porque lo que hoy se valora es la eficacia en la interacción con los objetos y las tecnologías… y desde ahí construyen un espacio de autonomía. Esto se hace cada vez más masivo llegando a una mayoría. Su ambiente natural son las pantallas (de todo tipo), son los nativos de la imagen e internet (nosotros somos emigrantes al mundo de Internet)

La infancia realizada cada vez es menor en número. Son los restos de los hijos de la modernidad.

La infancia desrealizada son los que consiguen su autonomía desde un mundo de violencia y marginación. Su ámbito de realización es un no-lugar ya que esta infancia se produce por medio de la exclusión del sistema educativo, del político y del económico. Su realización se da en la calle, en los medios de comunicación (móvil, etc) y en la pandilla de amigos… Se da en los espacios de exclusión. Su ambiente natural, au ámbito de realización son los no-lugares, los no-ámbitos ya que tiene lugar por medio de la exclusión del sistema educativo, político y económico. Su realización se da en la calle
Son dos pequeños monstruos (el hiperr y desr) que ya no nos producen ternura como la infancia de la modernidad que nos llevaba a su protección

Estas producen un proceso de abolición de las asimetrías en el origen, no en el ejercicio, donde el docente debe ganar su legitimidad todos los días (244).
El principal peligro es el intento de restablecimiento nostálgico del viejo lugar del docente como lugar del saber (soy la autoridad por que soy el que sabe).

La otra posición peligrosa es la que supone la aceptación pasiva de la simetría y la equivalencia (soy tu colega, estoy a tu servicio porque el cliente siempre tiene razón…)

Hoy es posible asumir el desafío de una posición distinta, superadora, situacional, ya que va a tener que reformularse en cada uno de los ámbitos en que se educa (246). La asimetría sólo se puede establecer desde la responsabilidad (antes se llamó compromiso). Entre lo que se piensa y lo que se hace. “Vivir una vida que sea el espectáculo de nuestra propia vida, y no el espectáculo de la vida de otros, pero que además sirva para la vida de los demás. Eso significa básicamente responsabilidad” (247)

4.RESPUESTAS DE LOS NIÑOS Y JÓVENES QUE NOS VUELVEN A INQUIETAR EN EL NUEVO ENTORNO.

Mucha gente está alarmada al ver cómo son nuestros jóvenes de hoy: maleducados, graseros, malhablados, pasotas, bebedores, lo quieren todo aquí y ahora, indolentes, vagos, desarraigados, desmotivados, acomodados en casa y, ahora, violenta. Además se generaliza y se dice que todos son así. Es posible que muchas de estas cosas lo sean algunos jóvenes ¿y los adultos no?

La juventud como categoría sociológica uniforme no existe. En todo caso hay distintas tipologías.

Surge la pregunta: si esto es así ¿quién les ha educado para que algunos hayan llegado a ser como son y qué papel hemos jugado o estamos jugando cada uno de los que les influyen y les educan-deseducan?

5.LOS RASGOS DEL PERFIL DE LA INFANCIA HOY, EN RELACIÓN CON SU ENTORNO

Vamos a reflexionar sobre como afectan los cambios sociales generales a los educandos, en su relación con el entorno y lo vamos a abordar desde la familia y desde la escuela. Son los dos ámbitos más cercanos y más relevantes desde el punto de vista de la educación, aunque, no olvidemos que, cada vez más, la sociedad de la que son miembros, actúa directamente como otro importantísimo agente educativo.

De estos ámbitos, avanzamos tres fenómenos nuevos que están en el origen de una mayoría de los cambios que se han producido:

Las relaciones familiares no autoritarias

El desfase cada vez mayor de la escuela con respecto al mundo de los educandos

La “teleformación” de la infancia: niñas/os que aprenden con medios distintos a la familia y la escuela y sin la presencia continua de adultos en los tiempos de formación.

REPERCUSIÓN EN EL AMBITO FAMILIAR

También las transformaciones sociales inciden en la familia. Algunos de los rasgos que más conflicto conllevan son:

Crisis profunda de la familia tradicional y nuclear.

Multiplicidad de experiencias familiares. En los alumnos/as de garantía social con los que convivo este año se dan una media de tres-cuatro experiencias diferentes cuando los chicos tienen quince años.

Fin del patriarcado. (Castells hace un análisis muy interesante en el Tomo II de La era de la información)

El nuevo papel de los abuelos.

La aspiración de los adultos a la infancia permanente. Es la tentación de la inocencia poniendo nuestras responsabilidades como padres (en muchos casos también como profesores) en todos los demás.

El “yo ilimitado”. La ausencia de límites como norma en muchos de los chicos. (Lo analiza muy bien Hargreaves, 1996)

El padre ausente y la madre encubridora.

El cambio más importante que se ha producido en este ámbito no es tanto la variedad en los tipos de familia, sino, sobre todo, el cambio en las relaciones dentro del propio grupo familiar. El modelo tradicional era un grupo jerarquizado, en el que más o menos estaban claros el papel de cada uno, que se apoyaba en relaciones de poder y en el que, por defecto, se utilizaban modos autoritarios. Actualmente este esquema ha cambiado, debido fundamentalmente a la incorporación de las mujeres a la vida laboral y al rechazo de las actitudes autoritarias en las sociedades democráticas. Pero no ha habido una evolución clara a otro modelo y el ámbito familiar se encuentra en plena crisis de transformación, lo que presta conflictividad y mucha inseguridad a las relaciones de los hijos e hijas con sus padres/madres.
Estos son algunos de los aspectos en los que esta situación afecta a la vida de los niños y niñas y de los jóvenes:

Hay una gran escasez de tiempos y espacios compartidos entre padres e hijos. Algunos niños a veces salen de casa a las siete de la mañana y regresan a las nueve de la noche, desde la casa de los abuelos o a causa de las múltiples actividades extraescolares. Otros pasan mucho tiempo solos en casa. (niño-llave, abuelos-cuna)

La falta de tiempo (por una vida laboral cada vez más esclavizada por el consumismo) lleva a los padres a delegar sus funciones en otras personas: los abuelos, cuidadoras, escuela… Desde pequeños, muchas personas intervienen en su cuidado y educación. Esto, que podría ser enriquecedor, por falta de la coordinación necesaria e incluso de mera comunicación, es, más bien, motivo de dispersión y afecta al aprendizaje emocional y ético de los niños.

Tras el abandono de las relaciones autoritarias, una mayoría de padres las han sustituido por… nada. Ya no se quieren “imponer” las normas, pero el llegar a ellas de otra forma, no siempre se sabe, o se quiere o se puede poner en juego la suficiente constancia y coherencia para hacerlo. En muchos casos, se opta, simplemente por no poner límites de forma sistemática, aunque luego se quiere echar mano de ellos en los momento problemáticos. En general hay una contradicción permanente en este terreno entre los fragmentos que perviven del modelo familiar anterior, y un nebuloso modelo ideal al que tampoco se llega. El crear unas relaciones, “entre iguales”, basadas en el diálogo exigiría básicamente tiempo. Ya hemos visto que es justamente este, el elemento más escaso en la vida familiar actual.

La falta de tiempo para dedicar a los hijos se vive generalmente mal. Es la mala conciencia que se agrava por el choque entre la idea en la que se criaron (“los hijos son lo mas importante de la vida”) y su dedicación, en una sociedad de múltiples estímulos, a diversas actividades laborales, relacionales y de ocio que consumen tiempo. Mala conciencia que se intenta redimir por medio de la compensación material, por un lado ( y que lleva a trabajar más para ganar más y por tanto vuelve a quitar tiempo) y por otro, siendo más concesivos respecto a los comportamientos.

Los padres y madres jóvenes, como miembros de una sociedad que trata de mantenernos a todos en una perenne inmadurez, se sienten más identificados con el papel de hijos, del que les cuesta desprenderse, que con el de progenitores. De ahí el recurrir a los abuelos como criadores (los que pueden) y de ahí la incapacidad para resolver muchos problemas familiares

Lo que debe garantizar cualquier grupo familiar es la calidad y calidez emocional. “Ser una fuente estable de estímulos, de seguridad y afecto para sentirse acogido, estimulado y acompañado” (Jaime Funes)

La relación de los padres “posmodernos” con sus hijos se podría titular:

“Los derechos del niño-rey y la conspiración de los padres para destronarle”

Tenemos claros los derechos de los niños (son todos a los que nosotros aspiramos y no hemos sabido o tenido la oportunidad de desarrollar).

Nos cuesta encontrar sus deberes (quizás porque nosotros hemos renunciado a asumir nuestras responsabilidades con ellos y con nosotros mismos).

Nosotros, como reflejamos al hablar de los niños, “pretendemos acumular los privilegios de todas las edades, la amable frivolidad de la juventud con la autonomía de la madurez”, así lo pueril y la regresión se erige en modo de vida como compensación por los malos tratos del destino.

Se percibe, de forma un tanto generalizada, una veneración de la infancia en tanto que infancia cuyo significado es “proclamar el derecho a la irresponsabilidad para todos desde los 7 a los 77 años, instalarse permanentemente en una cuarentena deliciosa para no alcanzar jamás el poco atrayente planeta de los Adultos”.

“Somos, en definitiva, los supervivientes de nuestra propia juventud, estamos de luto por el niño que hemos sido, y envejecemos sin crecer”. “Festejamos menos el derecho de los niños que el derecho a la niñez para todos” Es la tentación de la inocencia no asumiendo las responsabilidades que exige la tarea educadora y “adjudicando a nuestro querubines sapiencia, discernimiento y mesura nos aliviamos del peso de nuestras obligaciones hacia ellos”(Ver Bruckner, 1996, 86-113)

Después de lo visto cabe preguntarse: ¿no se cierne, en la sociedad actual, sobre cada uno de nosotros una verdadera invitación a la inmadurez, una forma de infantilizar a los adultos y de recluir a los niños en la infancia, de impedirles crecer?.

REPERCUSIÓN QUE PERCIBIMOS EN LA ESCUELA

Como ya avanzamos, se constata una fractura (similar a la del siglo XIX) entre la escuela, en contenidos, aprendizaje, experiencias, vivencias emocionales… y el mundo en el que están creciendo los chicos y las chicas. Antes la escuela y el entorno respondían a un mismo discurso. Ahora éste se ha roto.

Por un lado, el sistema educativo padece las contradicciones profundas de esta sociedad: sociedad rica y recursos pobres para educar. Por otro, se espera de él que compense todas esas contradicciones. Lo que resulta es una escuela estresada, no pensada, presionada para cubrir todas las carencias. Esto se refleja en las leyes, tantas y tan cambiantes y coincide con el ritmo acelerado que nos imponemos y que se nos impone.

Se refleja también en las contradicciones y en la confusión entre el papel de la familia y el de la escuela. No está claro que corresponde a cada ámbito, pero tampoco se plantea una comunicación que haría este problema irrelevante, una situación en la que, entre todos, se decidiría y se trabajaría la educación de los chicos y chicas.

El profesorado cada vez más descoyuntado entre su propia visión de la escuela y lo que en ella se va encontrando, se refugia en rutinas y clichés que no sirven para enfrentarse a las nuevas situaciones. E intenta adaptar la escuela a lo que sabe hacer y controla, porque muchos siguen pensando que la escuela es suya.

El modelo deshumanizador e individualista que nuestra sociedad promueve cala también en la escuela, que se quiere cada vez más tecnificada, más especializada, más mercantilizada. Pero, por otro lado, la escuela tiene un potente recurso de resistencia a su favor. Es el ámbito social por excelencia para los niños y niñas y adolescentes. Es el marco ideal para fortalecer relaciones humanas, para aprender a sentirse y a funcionar como parte de un colectivo, para comunicar y comunicarse, para unir lo cognitivo con lo afectivo… Solo hay que saberlo (o poderlo) aprovechar.

TELÉPOLIS Y TECNÓPOLIS: LOS TECNOTELEPOLITAS

Nuestros jóvenes nacen ya en una sociedad tecnificada (tecnópolis). Además vivimos en una sociedad que se comunica a distancia (telépolis). La aldea global es una realidad. Sólo los jóvenes se comunican mejor en esta aldea global. Cada país y ciudad en cualquier lugar del mundo es un barrio de esta nueva polis. La ciudad está formada por los vecinos de nuestra escalera. Los jóvenes son pues los grandes protagonistas de esta sociedad.

Podemos preguntarnos qué incidencia real tiene esta nueva realidad en la mente de nuestros jóvenes, en su vida, en sus valores, en sus relaciones….

Comienza a verse cada vez más claro que los jóvenes de hoy van configurando nuevas estructuras mentales. Es un tema sobre el que tenemos que detenernos en algún momento. Sencillamente porque entendemos que este es uno de los elementos más importantes de las transformaciones que están viviendo la juventud.

Algunos datos pueden ayudarnos a entender la posible influencia de las nuevas tecnologías en nuestros jóvenes.

“Siete de cada diez niños de entre 10 y 14 años utilizan habitualmente Internet, mientras que casi seis de cada diez disponen de teléfono móvil para uso propio. Estos datos aparecen recogidos en la sexta edición del informe ‘Penetración Regional de la Nueva Economía’, realizado por N-Economía con el patrocinio de la Consejería de Economía e Innovación Tecnológica de la Comunidad de Madrid.
Según este estudio, el 72,3 por ciento de los menores entre 10 y 14 años son usuarios de la red, lo que supone un 24,4 por ciento más que la población que utiliza Internet entre los 16 y los 74 años (47,9 por ciento). Cataluña es la región donde más niños se conectan a Internet, con un 88,5 por ciento y en el extremo opuesto, Andalucía con un 63,5 por ciento.
El informe asegura que el 58,3 de los niños españoles de entre 10 y 14 años dispone de teléfono móvil para uso propio, un porcentaje que desde 2003 ha crecido en 24 puntos. Extremadura con un 67 % y Castilla y León con un 50 %.

Los responsables del estudio atribuyen este fenómeno a “la utilización de los móviles como método de seguridad y control por parte de los padres” y destacan que los grandes fabricantes ven en este segmento un “mercado potencial” (Madrid. EFE 03/03/2007).

En definitiva hay cambios profundos en su concepción del espacio y del tiempo, en su comunicación con los demás en el seno de la infosfera, asumen con naturalidad elemento de la cibercultura, se mueven como pez en el agua en la narración hipertextual, abandonan la tradición del texto lineal, el mundo de la imagen y de las tecnologías de la información les pertenece… Todo ello nos muestra que nuestra infancia y adolescencia pertenecen a ese mundo del que son nativos. Sin embargo no sabemos bien hasta dónde nos afectan a los adultos que emigramos hacia él.

QUÉ PERFIL DE ALUMNADO VEMOS QUE SE VA CONFORMANDO

Todo lo anterior ha ido conformando un cierto perfil de alumnado, tan variado y difícilmente generalizable como todos los perfiles, pero en el que vamos constatado ciertos rasgos comunes:

Constatamos que los niños tienen un desarrollo cognitivo y autónomo alto, pero poco aprovechado. Poseen muchos datos aunque no la habilidad para organizarlos y eso influye en su capacidad de pensar. Las mayores carencias se dan en lo emocional y en lo relacional, sobre todo en sus relaciones con los iguales. Este desequilibrio entre lo cognitivo y lo afectivo, y la valoración exterior que perciben a favor del primero merma su capacidad de iniciativa y creatividad.

Les cuesta seguir los planteamientos metodológicos clásicos de la escuela porque se observa cierta dificultad de concentración y de atención a los temas que no son de su interés.

Constatamos que no tienen límites y que se asustan de o se resisten cuando se les ponen.

Que les faltan instrumentos para afrontar los conflictos, sobre todo los que les pueden causar frustración.

Que les cuesta ponerse en la situación de otros (cultivo de la empatía)

Que su interés principal es consumir. Muestran un gran apego por los objetos, posiblemente para ganarse el apego a los demás. Que les quieran es lo importante y eso intentan lograrlo a través, no de lo que son, sino de lo que tienen.

Constatamos que se debaten entre momentos de altas expectativas vitales, desorbitadas por la oferta del mercado, que no consiguen y les mantienen en permanente frustración, y otros momentos de ausencia total de expectativas, reflejo de la que la sociedad tiene sobre ellos.

Y constatamos, para terminar, que tienen (tenemos todos) un problema grave de soledad, propiciado por la pérdida del sentido de lo colectivo, por la falta de comunicación real y cercana, y que profundiza (en todos ) la incomprensión de lo que está pasando.

Problemas de juego compartido.

… (Los rasgos se completan en los demás puntos)


LAS/OS NIÑAS/OS EN RELACIÓN CON SU PROPIA NATURALEZA

¿Qué piensan, que sienten, qué creen los niños, adolescentes y jóvenes hoy? Si tuviéramos respuesta a esa pregunta, la mitad de nuestro trabajo como educadores estaría hecho. De momento solo hemos empezado a trabajar, para irnos aproximando y estas son algunos de los aspectos que estamos percibiendo:

Los últimos avances de las neurociencia nos hablan de cambios en la configuración cerebral e incluso de un cambio evolutivo en la especie humana (el niño de nueve meses que es capaz de mostrar que escucha, bebés que sostienen antes la cabeza…) Es cierto que todas estas investigaciones son muy nuevas, están en proceso y no se pueden todavía afirmar hechos constatados. Pero si pensamos que “la TELÉPOLIS con su iconosfera y sus artefactos telemáticos, ha añadido un nuevo mundo de experiencias: un mundo virtual que parece un doble del mundo físico y del mundo social.” no es fantasioso suponer que esto esta modificando las estructuras neurocerebrales de la infancia y adolescencia, consecuentemente, sus modos de sentir, de conocer y de actuar.

Aun sin plantearnos esas posibles transformaciones neurofisiológicas, sí notamos grandes diferencias con respecto a otras generaciones anteriores en dos aspectos fundamentales: Su visión de sí mismos y su visión del mundo.

La sensación más destacada que nos producen es la de que viven en un estado de confusión e inseguridad permanentes, pero no solo los adolescentes, ni sólo por ser adolescentes: Los adultos también. Se nos desmorona el mundo, porque los valores que aprendimos en otro momento ya no sirven. Teniendo en cuenta que la primera valoración de las cosas que los chicos hacen suya es la que perciben en los adultos, no es de extrañar que esa confusión nos envuelva a todos desde la infancia. Además la sociedad influye directamente cada vez con mas fuerza, superando poco a poco a la influencia familiar o escolar.

Hay además un importante problema de incoherencia por parte de la sociedad y de los padres en lo que a valores se refiere. Los chicos y chicas reciben constantemente mensajes contradictorios. Ven el mundo de las apariencias y de la mala conciencia. Les molesta porque ellos necesitan y buscan coherencia, pero no la encuentran, y acaban instalándose en un relativismo del que luego los adultos tanto nos quejamos.
Sin embargo, no podemos afirmar que carecen de criterio. Incluso cuando buscan su identidad bajo una etiqueta o una tribu, lo están empleando, con coherencia y con autoexigencia. La diferencia con épocas anteriores es que hoy los padres y madres son más intervencionistas en más aspectos de la vida de sus hijos y hay más frustración porque hay más cosas que los hijos no hacen o no piensan como ellos quisieran.
Los adultos vivimos plenamente insertos en la cultura del miedo y queremos controlar todo. Tenemos miedo que nuestros hijos sean menos. En la modernidad líquida se producen relaciones inestables (líquidas). Sin embargo muchos chicos y chicas mantienen valores de coherencia, de fidelidad, (” ser legales “), de solidaridad etc.
De cualquier manera, el sentimiento de frustración sí es una constante perceptible en los chicos y chicas de hoy. Pertenecen a una sociedad que ofrece infinitamente y, no solo no responde dando, sino que va quitando en los aspectos más fundamentales. Los chicos sufren una exarcebación de los deseos y, al mismo tiempo no han podido crearse un colchón para las frustraciones, lo que se traduce en sufrimiento. No tienen, por ejemplo el colchón de lo colectivo, de lo compartido, viven en un individualismo mucho mayor que en otras épocas. Es comprensible que tengan gran dificultad para empatizar. Dificilmente van a comprender las emociones de los demás cuando no reconocen las propias.

Padecen, también más que en otras generaciones, un fuerte desajuste emocional y racional con respecto a su cuerpo. Los niños necesitan entenderse, entender el propio cuerpo y los adolescentes comprender y asumir los cambios que la pubertad les trae. Sin embargo el tratamiento que esta sociedad y la publicidad dan a la imagen, impide llegar a establecer una buena relación, porque aquí también la exigencia y las promesas no tiene nada que ver con la realidad. Es importante tener una buena autoimagen porque un objetivo prioritario que nos proponemos en la vida es ser objeto de deseo para el otro. No olvidemos que la mala percepción corporal lleva a problemas como la bulimia y la anorexia.

OTRAS OBSERVACIONES DESDE LO COGNITIVO-EMOCIONAL

Las emociones, vía amígdala e hipocampo, actúan en el recuerdo de situaciones que afectivamente dejan huella, y esas sensaciones que provocan emociones en el género humano, hacen que muchas de nuestras conductas estén mediatizadas y provocadas por esta vía un tanto “animal” que actúa casi por su cuenta y que pone química, que no palabras, a muchos de nuestros actos. Esto unido al hecho de que el hombre nace con un cerebro que se “finaliza” en cuanto a su desarrollo y maduración en los años posteriores a su nacimiento, hace que el primer tiempo de vida de una persona sea fundamental para la implantación de una serie de variables que van a contribuir de una forma u otra a su desarrollo emocional y también cognitivo, pues en la media en que un niño o niña tenga una imagen de él como ser querido, que ha recibido estímulos seguros y positivos hacia su persona desde el ambiente, estas le posibilitarán que sea capaz de tomar decisiones de acción, elaborando conductas de aproximación a los objetos, personas, a la vida en toda su extensión, que irán configurando en él un ser cognoscente que procesa sensaciones, establece inferencias , tiene disposición e ideas propias…

En el campo de la escuela deberemos empezar a preguntarnos, siguiendo el hilo conductor anterior, si nuestros niños y niñas tienen, les proporcionamos, suficientes experiencias emocionales con el mundo adulto, si no estaremos descuidando el aspecto emocional a favor del mal entendido “cognitivo”.
¿Qué relación existe entre la emoción y la educación? ¿Se puede aprender si uno no se siente querido? ¿Cómo elaboramos la figura de apego para crecer juntos en el respeto mutuo? Es posible que aquí resida la conexión entre lo neurológico y lo cognitivo, intentando llenar el espacio simbólico de nuestros alumnos y alumnas de estructuras para las relaciones interpersonales.

Y es que no es posible un activismo compulsivo del tipo Bit de Inteligencia. Esas cogniciones no tienen sentido si no se acompañan de la reflexión, de la palabra que les va a proporcionar apreciaciones, preguntas, análisis de las transformaciones que se estén produciendo…

Estamos entre HOMO SAPIENS, homos que preguntan, que saborean (de ahí lo de sapiens)… y si preguntan y saborean ¿Cómo potenciamos situaciones educativas en que estos aspectos se conjuguen y entren en acción en todos los cerebros pensantes?
Evidentemente no se conseguirá con el reduccionismo cognitivo imperante en los libros de texto, reduccionismo que dificultan enormemente el que hablen… (¿Cuántas fichas y páginas de los mismos dedicadas al lenguaje oral?)

Los centros escolares tienen que plantearse la necesidad de una actitud reflexiva con respecto a los aprendizajes, pero también hacerlo desde la necesidad de contemplar esas necesidades de forma cooperativa, integrando a las familias de los mismos, sin olvidar la necesidad de lo colectivo para los aprendizajes.

El futuro pasa por repensar la educación como vía para desarrollar todos los potenciales desde la necesaria perspectiva ecológica; de totalidad corporal, cognitiva y emotiva en su relación consigo mismo y con el entorno.

Concluimos asumiendo que tenemos la sociedad que tenemos, de la que formamos parte y la queremos modificar en muchos aspectos, hacer de ella una sociedad aprendiente que tiene que considerar que todos los momentos son de aprendizaje para sus componentes, que todos somos educadores y educandos, y que para ser sapiens, “saboreadores”, tenemos que rescatar las emociones ya que sin ellas no hay conocimiento, “si no se saborea no hay sabiduría”.

EL DEBER DE EDUCAR-SE (a estos niñ@s y a nosotros) COMO SUJETOS: el proceso de crecimiento humano autónomo como sujeto individual y social.

_________________

BIBLIOGRAFÍA

Gil Fernando (2007): Juventud a al deriva. Ed. Ariel, Barcelona

López, Ana Mª y Castro Ángeles (2007): Adolescencia. Límites imprecisos. Alianza Editorial, Madrid

Cury Augusto (2007): Padres brillantes, maestros fascinantes. No hay jóvenes difíciles sino una educación inadecuada. Ed. Zenith

Ortega Campos (2007): El grito de los adolescentes. Ed. CCS. Madrid

Narodowski, M. (2005): “Destino de la infancia y de los educadores: hiper y desrealización”, en Arellano, A: La educación en tiempos débiles e inciertos. Ed. Anthropos, Barcelona.

AA. VV. (2007): Los niños y jóvenes del tercer milenio. Ed. Sirio. Málaga

Cueto, Juan (2007): “Esos nativos digitales” en El País Dominical.

Lipovetsky, G. (2007): La felicidad paradójica. Ensayo sobre la sociedad del hiperconsumo. Ed. Anagrama. Barcelona

Bauman, Z. (2007): Tiempos líquidos. Vivir en la sociedad de la incertidumbre. Ed. TusQuets. Barcelona

Lévy, Pierre (2007): Cibercultura. La cultura en la sociedad digital. Ed. Anthropos – U. Autónoma de Barcelona. Barcelona.

Giovetti, P. (2007): Niños índigo. Realidad del tercer milenio. Ed. Panamérica. Bogotá

“Infancia y adolescncia, una nueva mirada” Documento base para el debate. XXVIII Encuentro Estatal de MRP. Noviembre de 2007

ANEXO

Mejores familias y mejor profesorado harán mejor la infancia y la adolescencia. (Tomado en gran parte del libro: “Padres brillantes, maestros fascinantes. No hay jóvenes difíciles sino una educación inadecuada” de Augusto Cury. Ed. Zenith. 2007)

Siete hábitos de los buenos padres y de los padres mejores:

“Los hijos no necesitan padres impresionantes, sino seres humano que hablen su lenguaje y sean capaces de penetrar en su corazón”

a. Los padres nos creemos buenos porque damos regalos pero se trata de ser mejores y dar nuestro propio ser. Compartir vida e historia, convivir con ellos (jugar, reir, llorar…).

b. No es suficiente con nutrir su cuerpo, los buenos padres alimentan la personalidad. Contribuyen a desarrollar la reflexión, la seguridad, la superación del miedo, el valor, el optimismo y la prevención de conflictos… Alimentan la inteligencia, el control de las emociones, ser dueño de sí mismo y no un títere, conocer sus límites y sus posibilidades

c. Los buenos padres corrigen errores (es peligroso convertirse en un manual de reglas), los mejores enseñan a pensar. Esta costumbre contribuye a desarrollar la fidelidad, la honestidad, la capacidad de cuestionar, la responsabilidad social, la conciencia critica y a pensar antes de reaccionar.

d. Muchos padres preparan a los hijos para los aplausos, para el éxito. Los mejores padres preparan a los hijos para los fracasos. Así se contribuye a desarrollar la motivación, el atrevimiento, la paciencia, la determinación, la capacidad de superación y la habilidad para crear y aprovechar las oportunidades.

e. Los padres que se toman en serio su tarea conversan con los hijos, los mejores dialogan como amigos. Esto contribuye a desarrollar la solidaridad, el compañerismo, el placer de vivir, el optimismo y la inteligencia interpersonal. (Conversar es hablar sobre el mundo que nos rodea, dialogar es hablar sobre el mundo que somos)

f. Los padres responsables dan información, los mejores cuentan historias. Esto contribuye a desarrollar la creatividad, la iniciativa, la perspicacia, el racionamiento esquemático y la capacidad de encontrar soluciones en situaciones tensas. (Cautivad a vuestros hijos con vuestra inteligencia y afectividad, no con autoridad, dinero o poder)

g. Los buenos padres dan oportunidades, los mejores nunca desisten. Con ello contribuyen a desarrollar el aprecio por la vida, la esperanza, la perseverancia, la motivación, la determinación y la capacidad de cuestionarse, de superados obstáculos y vencer fracasos. (Los padres mejores son sembrado de la ideas y no controladores de sus hijos)

Siete hábitos de buenos maestros y de maestros excelentes.
“Educar es ser un artesano de la personalidad, un poeta de la inteligencia, un sembrado de ideas”

Julio Rogero en Valladolid el 1-XII-07

a) Los buenos maestros son elocuentes, pero los mejores conocen el funcionamiento de la mente. Así contribuyen a desarrollar en los alumnos la capacidad para gestionar los pensamientos, administrar las emociones, ser líderes de uno mismo, trabajar pérdidas y frustraciones y superar conflictos. Se trata de transformar la información en conocimiento, el conocimiento de sabiduría y la sabiduría en compromiso ético. (SPA= síndrome del pensamiento acelerado).

EL SÍNDROME DEL PENSAMIENTO ACELERADO (SPA)

— Exceso de estímulos

— La velocidad de los pensamiento aumenta constantemente.

— Disminución de la concentración y aumento de la ansiedad (estrés).

— Dependencia creciente por nuevos estímulos.

— Los maestros están en el aula, los alumnos están en otro mundo.

— Genera hiperactividad de origen no genético. Causas:

Exceso de estímulo visual. Exceso de información. La paranoia del consumo y de la estética

— Quien tiene SPA no logra calmar su mente y compromete su salud psíquica: rumiando el pasado (sentimiento de culpa), produciendo preocupaciones sobre problemas existenciales y sufriendo por anticipado
Hoy maestros y alumnos padecen colectivamente el síndrome SPA. Por eso podemos pedir a los profesores que tengan paciencia con sus alumnos. Ellos no tienen la culpa de la agresividad, alienación y agitación en las aulas. Detrás de los peores alumnos hay un mundo por descubrir y explorar.

b) Los buenos maestros tienen una buena metodología, los mejores tienen sensibilidad. Así se contribuye a desarrollar la autoestima, la estabilidad, la tranquilidad, la capacidad de contemplación de lo bello, de perdonar, de hacer amigos y socializar.

c) Los buenos maestros educan la inteligencia lógica, los mejores educan la emoción. Esto contribuye a desarrollar las seguridad, la tolerancia, la solidaridad, la perseverancia, la protección contra los estímulos estresantes y la inteligencia emocional e interpersonal. Enseñan a sus alumnos a explorar el mundo que son, su propio ser.

d) Muchos maestros enseñan a utilizar la memoria como almacén de datos, los mejores la usan como fundamento del arte de pensar. Así se contribuye a desarrollar en pensar antes de reaccionar, exponer y no imponer las ideas, la conciencia critica, la capacidad de debatir, de cuestionar, de trabajar en equipo. El objetivo fundamental es enseñar a los alumnos a ser pensadores y no ha repetido desde información.

e) La mayoría de los maestros pasan, son temporales. Los mejores son inolvidables. Porque contribuyen a desarrollar la sabiduría, la sensibilidad, la afectividad, la serenidad, el amor por la vida, la capacidad de hablar al corazón y de influir en las personas. Transmiten sus experiencias de vida. Los datos son archivados en la memoria, las experiencias quedan arraigadas en el corazón.

f) La mayoría de los maestros corrigen comportamientos, los mejores afrontan y gestionan conflictos en el aula. Así contribuyen a desarrollar la superación del ansiedad, la resolución de crisis interpersonal, la socialización, la protección emocional y la recuperación del liderazgo del yo en los momentos de tensión. ” El afecto y la inteligencia curan las heridas del alma, reescriben las páginas cerradas del inconsciente “.

g) Los buenos maestros educan para una profesión, los mejores educan para la vida. Contribuyen a desarrollar la solidaridad, la superación de conflictos psíquicos y sociales, el espíritu emprendedor, la capacidad de perdonar, de filtrar estímulos estresantes, de escoger, de cuestionar y de establecer metas. Comentan que sus alumnos sean líderes de sí mismos.

Los siete pecados capitales de los educadores

“Todos nos equivocamos. La mayoría de las personas usan los errores para destruirse y sólo las sabías, unas pocas, los utilizan para construirse”.

1. Corregir en público.

2. Manifestar autoridad con agresividad.

3. Ver sólo lo negativo obstaculiza la infancia del niño.

4. Castigar cuando se está enfadado y poner límites sin dar explicaciones.

5. Perder la paciencia y desistir de educar.

6. No cumplir la palabra dada.

7. Profetizar el fracaso, matar la esperanza y los sueños.

La escuela de nuestros sueños

“Cuánto mejor sea la calidad de la educación, menos importante será el papel del psiquiatra en el tercer milenio”.

Proyectar una escuela para la vida

1. Música ambiental en la vida para ralentizar del pensamiento, aliviar la ansiedad, mejorar la concentración, desarrollar el placer de aprender y y educar la emocionalidad.

2. Sentarse en círculo o en u, para desarrollar la seguridad, promover la educación participativa, mejorar la concentración, reducir los conflictos en el aula y disminuir las conversaciones paralelas.

3. Promover el arte de la interrogación y acabar con la exposición magistral, para aliviar el síndrome del pensamiento acelerado, volver a activar la motivación, desarrollar el cuestionamiento, enriquecer la interpretación de textos y enunciados y abrir las ventanas de la inteligencia.

4. Dinamizar el arte de la pregunta y la exposición dialogada, para desarrollar la conciencia crítica, promover el debate de ideas, estimular la educación participativa, superar la inseguridad, vencer la timidez y mejorar la concentración.

5. Primar la narración y ser contado historias, para desarrollar la creatividad, educar la emocionalidad, estimular la sabiduría, aumentar la capacidad resolutiva en situaciones de tensión y enriquecer la socialización.

6. Humanizar el conocimiento, para estimular el atrevimiento, promover la perspicacia, cultivar la creatividad, incentivar la sabiduría, expandir la capacidad crítica y formar pensadores, apasionar por la ciencia.

7. Contar nuestra historia para humanizar al maestro, para desarrollar la socialización, estimular la afectividad, construir un puente productivo en las relaciones sociales, estimular la sabiduría, superar conflictos y valorizar el ser.

8. Elogiar antes de criticar y educar la autoestima, para educar la emocionalidad, vacunar contra la discriminación, promover la solidaridad, resolver conflictos en el aula, filtrar estímulos estresantes y trabajar pérdidas y frustraciones.

9. Gestionar los pensamiento se las emociones, para rescatar el liderazgo del yo, resolver el síndrome del pensamiento acelerado, prevenir conflictos, proteger la memoria, promover las seguridad, desarrollar un espíritu emprendedor y proteger las emociones en los momentos de tensión.

10. Participar en proyectos sociales para construirse de forma compartida una nueva sociedad, para desarrollar la responsabilidad social, promover la ciudadanía, cultivar la solidaridad, expandir la capacidad de trabajar en equipo y ocuparse de temas transversales, como educación para la salud, la paz y los derechos humanos.