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El proceso de la campaña “Religión fuera de la escuela” en Valladolid

Interviene, junto a otras organizaciones, Concejo Educativo | Añadido: Comunicado 12 junio 2008

Difundimos el laicismo en positivo, denunciando la falta de coherencia democrática actual.


El origen de esta campaña está en varios contactos de organizaciones sociales, sindicales y políticas, en el ámbito estatal, que fraguaron en una unidad para abordar campañas por una sociedad laica: Europa Laica, CEAPA, Confederación de MRPS, CGT, STE-i, IU, IR y muchas otras que se fueron adhiriendo a lo largo del proceso.

En Valladolid, las organizaciones que se corresponden con las citadas, iniciamos una campaña con la 7ª declaración y que continuamos con la 8ª: Asociación Escuela Laica, FAPAVA, Concejo Educativo, los sindicatos de enseñanza de CGT, STE’s y, ya avanzada la campaña, de CCOO, junto con IU e IR, a las que se unió la Federación de Vecinos “Antonio Machado”.

Partíamos de la idea de difundir lo que es el laicismo, por positivo, es decir:

Como derecho que garantiza a todas las personas la libertad para pensar y hacer uso de su conciencia, y a no ser discriminado por ella. Y que las convicciones morales, las creencias y las religiones pertenecen al ámbito de las personas o de los grupos que lo abrazan (y ejercen en sus lugares correspondientes).

Pero para garantizar ese derecho los espacios y los actos públicos tienen que ser neutros, porque tienen que dar cabida a todas las personas.

Y la escuela tiene que ser un espacio que garantice el crecimiento de las niñas y de los niños y de los jóvenes en libertad, exclusivamente basado en los valores científicos, en los humanistas y en los universales, los derechos humanos.

Eso supone que no puede haber espacios para el adoctrinamiento ni para bendiciones, que son excluyentes y, por lo tanto, en cuanto una sola persona, un solo niño o una sola niña, se sienta discriminada (porque tenga que salir del grupo o ir a hacer otra actividad), se conculca un derecho.

Para todo ello, el Estado es el que tendría que garantizar la neutralidad de todas sus actuaciones públicas, procediendo a la separarse de la Iglesia, a dejar de mantenerla y de tenerla presente en actos de las instituciones, juramento de cargos, inauguraciones, .. y en las escuelas.

laica_Pin_sierra.jpgPero como las administraciones públicas no garantizan este derecho, lo tenemos que denunciar y promover desde la sociedad y sus organizaciones, con el objetivo de aumentar la conciencia, tratando de romper con la idea de las costumbres y de las mayorías (los derechos no son cuestiones de mayorías o minorías) y presionando a los poderes públicos, a la judicatura y a las administraciones para que se vean obligados a tratar el tema y a darle cabida en la ley, porque es parte de la democratización de la sociedad.

Y así empezamos a dar charlas en centros cívicos de barrios y pueblos, convocando a las comunidades educativas y a la sociedad en general, con una escasa cobertura mediática. Y nos topamos con que es frecuente la idea de que “las cosas siempre han sido así” o con las costumbres sociales ligadas a la iglesia (como las comuniones, las confirmaciones, las bodas,..).

Y la labor torticera de los sectores más recalcitrantes que presentan el laicismo como anticlericalismo, cuando son ellos en todo caso lo que provocan, porque no predican con el ejemplo de los valores de solidaridad, justicia, paz,… con su ostentación, lujo, poder, discriminación y su papel en la historia reciente de este país (y, por si fuera poco, en la actualidad con su actitud beligerante), que nos retrotraen a la actitud beligerante del siglo pasado con sus manipulaciones, tratando de imponer sus ideas y creencias, por la fuerza y por encima de los derechos civiles a una sociedad democrática.

Para “vadear” esta situación tuvimos que plantearnos arrancar un mínimo compromiso a la gente de la calle (para que se uniera a la que se pudiera sacar adelante en los centros): firmar la 8ª declaración pidiendo al nuevo gobierno que afronte la necesidad de dar pasos hacia un estado laico. Y así, aprovechando manifestaciones del 1 de mayo, el día de Villalar, reuniones de organizaciones y sacando la mesa de firmas a la calle, hemos llegado a conseguir cerca de 4500 firmas que entregaremos al subdelegado del gobierno con el fin de que curse esa petición.

A ese empuje se unió otro avanzada la campaña, cuando se constituyó una plataforma regional con la misma composición, que ha supuesto el impulso de la campaña en el resto de la región, en donde se están llevando a cabo acciones semejantes.

Y, paralelamente, las organizaciones estatales han pedido entrevistarse con todos los grupos parlamentarios para exponerles esa necesidad, aunque de momento, solamente IU y EC han respondido afirmativamente.

¿Por dónde seguir?. Aparte de lo que surja en la asamblea estatal que se celebrará al principio del curso que viene, creemos que estas plataformas tienen que dedicarse a sacar adelante desde la denuncias directas o el respaldo a las que puedan hacer padres y madres respecto a símbolos religiosos y situaciones de discriminación de sus hijos; pasando por promover en los centros proyectos educativos que vayan dando pasos hacia celebraciones laicas (en navidad, por ejemplo) y a estudiar la forma en que en los centros se introduzcan a través de tutorías o de asignaturas actividades con temas que favorezcan los objetivos laicistas, hasta llegar a ver las posibilidades que se están trabajando ya en algunas comunidades autónomas por las propias instituciones o por asociaciones de escuelas públicas en proyectos de centros: sacar las religiones fuera al horario, al de actividades complementarias y extraescolares.

Y siempre convencidos de que tienen la razón quiénes están al lado de los derechos. Los otros no lo están. Allá ellos, aunque los suframos y tengamos que pelearlo.


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