15 de marzo 2016 > Hanan Al Hroub, palestina, educación con sentido social profundo.

Hablar de educar en valores no resulta igual cuando se celebra el día de la paz representada por palomas blancas, que cuando creces en un campo de personas refugiadas en Palestina, como Hanan Al Hroub.

No es lo mismo cuando supone hacer en clase (o ni eso) una actividad “distinta” dedicada a la paz, que cuando se entra en la enseñanza primaria después de que tus hijos queden profundamente traumatizados por un tiroteo del que han sido testigos en el camino a casa desde la escuela. Así decidió Hanan ser maestra en Palestina, después de haber participado en un programa para recuperar de ese trauma a sus propios hijos.

Está claro que no siempre la celebración del día de la paz se hace con palomas blancas y que a veces hay denuncia, hay más realidad. Tampoco es cierto del todo que la educación en valores sea solo ese día, ni algo extraordinario, fuera de la cotidianidad de la clase, está claro que siempre se transmiten valores. Lo que sí deberíamos pensar es por qué mujeres que trabajan en un entorno como el de refugiados de Palestina, como Hanan Al Hroub no son un referente, por qué un premio a nivel mundial ha tenido tan poca repercusión mediática (a pesar de haber aparecido en la prensa y los medios) por ejemplo. Quizá hay que pensar también en la naturaleza de algunos premios como este, tal y como se dice en un artículo de la BBC mundial : “Creado por la Fundación Varkey, el brazo caritativo de la firma GEMS educación internacional, el premio y la ceremonia al estilo de los premios Oscar de la Academia Cinematográfica de Estados Unidos, tiene la intención de mejorar la situación de la profesión docente.”. No parace la mejor forma de referirse a la educación que hablar de “brazo caritativo”.

Se atreve Hanan a proponer juegos en su método para la educación de niños y niñas traumatizados por la guerra (“jugamos y aprendemos”),que siempre han vivido y sufrido tan de cerca desde su posición de personas refugiadas. Cuando con nuestra ley se premian otras “cuestiones académicas” y parece que el juego queda relegado “al recreo” quizá debiéramos pensar también sobre qué es lo importante en educación.

Un último apunte. Palestina y las personas refugiadas allí les hace falta muchos premios de un millón de dólares como este y otras “ayudas”, para que dejen de ser victimas traumatizadas por la o las guerras.