Disciplina y convivencia. Líneas base para la reflexión.

Manteniendo la misma estructura que el tema anterior (Absentismo), os proponemos el segundo relacionado con la convivencia: la disciplina. En él se desarrollan dos aspectos: la situación actual y líneas y ejemplificaciones.


I.- Apuntes sobre la situación actual

Legislación: La Junta de Castilla y León ha publicado una normativa específica en enero, febrero y junio de 2005 relativa al fomento de la convivencia en los centros educativos. En ella se obliga a cada centro a la elaboración de un Plan de Convivencia, y a la Administración a presentar un informe anual que resuma la situación de la convivencia escolar de los centros educativos. Este informe aunque va a incluir la gestión y el desarrollo del plan de convivencia de cada Centro, pone el acento en la enumeración de “incidencias” , lo cual es alarmante. Además dicho Plan, no se complementa con la forma de mejorar la convivencia o con la dotación de recursos a este fin.¿Para qué este listado de conflictos? No se sabe con certeza. ¿Van a ser confidenciales los datos o aparecerán los centros ordenados en “buenos y malos” y de esta manera las familias puedan elegir libremente en cuál se matriculan o a qué barrio se van a vivir?.

Existen factores sociales que inciden sobre la disciplina que se han dado siempre, como el rechazo a la institución escolar, a la sociedad, a la familia, por no sentirse contemplado, atendido, tratado con dignidad… (más reforzado en la medida que se dan cuotas de exclusión social); la indisciplina como reafirmación de la personalidad en general, o como factores caracteriales y conductuales en algunos casos.
A los anteriores se han sumado otros nuevos: Consumismo, individualismo, competitividad… con todo al alcance de la mano, sin que haya que hacer esfuerzo por conseguirlo y sin valorar lo que se tiene. Produce frustración no alcanzar suficiente “bienestar” y apariencia… lógicamente con mayor frustración y rechazo entre las personas excluidas. Esa mercantilización refuerza el interés personal frente al interés colectivo.
Jornadas de trabajo excesivo, el papel de la TV, los videojuegos, el consumo de actividades “educativo-culturales”…; provocan una incomunicación real, que lleva a una falta de “control” educativo, cuando no, a delegarlo y, a cambio, como compensación, ejercer una sobreprotección respecto al niño o a la niña.
Generaciones de hijos e hijas con un marcado protagonismo en la familias: con adulaciones, regalos, contemplaciones sin ton ni son, reforzado por la competitividad de “a ver quien da más” y de “que tenga lo mejor”, “no sea menos”…
Mayores cuotas de libertad sin la contrapartida de normas y responsabilidades consensuadas para el funcionamiento compartido de la casa, la familia o para disponer de bienes de consumo.

Inercias negativas en los Centros respecto a la disciplina existentes en la actualidad:

  • Analizar la disciplina como un factor aislado de sus causas, y por lo tanto, tratarla culpabilizando a las personas. De ello se deriva la corrección sancionadora, coercitiva y el autoritarismo, como solución (¿llegaremos a tener policía en los Centros?) y, a veces, la única vía que deja como salida, ya que las demás, las educativas, las cierra o no las deja espacio, las ahoga.
  • Confundir convivencia con disciplina. Mientras la primera abarca el conjunto de relaciones que se establecen entre las personas, la segunda se refiere exclusivamente al cumplimiento del reglamento. El informe de incidencias que se va a exigir desde la Administración profundiza en este error. Incluso confundir “el conflicto” personal como un aspectos parcial de la convivencia con la “indisciplina” hacia el profesorado.
  • Elaboración del Reglamentos de Régimen Interior al margen de las familias o el alumnado lo que deriva a menudo en un choque frontal entre los intereses individuales y los colectivos, entre las familias y el centro y a la aplicación de normas de disciplina de forma estandarizada.
  • La delegación de la autoridad en los Centros por parte de las familias, o en el equipo directivo por parte del profesorado, o la no intervención, que deriva en un agravamiento de los conflictos, cuya resolución “obliga” a una aplicación de medidas disciplinarias extraordinarias que cierran los conflictos en falso.
  • Hacer recaer toda la responsabilidad disciplinaria en una persona. En la legislación sobre la Dirección, en la realidad sobre la Jefatura de estudios.
  • La falta de participación real que ayude a que esa responsabilización colectiva sea verdad.
  • Uso de las normas de disciplina como solución a los problemas derivados del fracaso escolar o del rechazo escolar, sin dar salidas alternativas de reconducción de conductas, compromiso con las reglas de funcionamiento de la convivencia…

Inercias derivadas de la legislación generada en CyL:

a) Crear un marco general desde la Administración para el fomento de la convivencia pero sin concretarlo ni destinar recursos, lo que deja el desarrollo del plan en manos del voluntarismo de los centros educativos.

b) Culpabilizar a la persona de la distorsión de la convivencia, sin revisar si el Modelo educativo o de Centro compensa desigualdades de partida.

c) Pretender que al alumnado sepa actuar de forma coherente y racional respecto a la convivencia, la participación, etc. sin modelos adultos en el centro y sin habernos propuesto que aprendan.

d) Confundir el proceso de acomodación-negociación de las normas y conductas al tipo de persona y familia, con “permisividad o paternalismo”.

II.-Líneas y ejemplificaciones

Algunas líneas sobre las que sería posible reflexionar para avanzar en este tema podrían ser:

II.1.-La participación, la negociación y el consenso como pilares fundamentales de implicación de las personas en el establecimiento y aplicación de la disciplina:

  • Crear comisiones de convivencia amplias donde haya una representación paritaria de la comunidad educativa del centro. Entres sus funciones estaría la elaboración y revisión periódica de un reglamento de régimen interior consensuado.
  • Compartir la responsabilidad sobre la disciplina, creando espacios e instrumentos de discusión y negociación de la adecuación de las normas a las personas y los grupos. Por ejemplo, cada grupo a través de la tutoría puede adecuar a sus características el marco general de regulación de la convivencia.
  • Dar importancia a las estructuras de participación, en general, y en la regulación de las relaciones específicamente. El funcionamiento en asamblea de alumnado, representantes o familias, se convierte en un instrumento necesario para la toma de decisiones consensuada. Reconocer y dar valor al papel de los responsables (como tales responsables y no meros “ayudantes-delegados del profesorado”) compensando su carácter voluntario.
  • Tratamiento en equipo de todos los aspectos relacionados con la persona, mayor importancia de la tutoría y de los departamentos de orientación, y relación con expertos y equipos en casos necesarios. Evitar así la desconexión entre aprendizaje y convivencia, que a menudo agrava las situaciones conflictivas y llega a provocar el rechazo a la institución escolar.

II.2.- Crear un marco general desde la Administración para:

  • Revisar si el Modelo educativo o de Centro compensa desigualdades
  • Tener en cuenta la diversidad de personas y sus diferentes expectativas e intereses,
  • Formar parte y colaborar con las organizaciones e instituciones del entorno para tener en cuenta para el aprendizaje y para intervenir colectivamente en aquellos aspectos que previenen conflictos y mejoran la convivencia.
  • Incluir en el currículum contenidos relativos a la participación, convivencia…

II.3.- Cuidar el entorno educativo:

La comisión de convivencia, en representación del Centro, debe actuar:

  • haciendo visibles a todas las personas.
  • avanzando en la consecución de una comunicación amable y libre.
  • humanizando los espacios: aula, patios, vestíbulos y pasillos.
  • negociando la solución de los conflictos, dando un espacio de decisión a las partes implicadas.
  • evitando los estereotipos.
  • potenciando actividades “diferentes” que rompan el papel “monolítico” que juegan tanto el profesorado como el alumnado (salidas, juegos, tertulias…), especialmente en Primaria y Secundaria.
  • generando instrumentos de mediación en los conflictos que impliquen a toda la comunidad educativa.

II.4.- Para mejorar la disciplina individual, además de mecanismos de mediación:

  • Dar alternativas con un carácter preferentemente educativo, es decir dando opción a la mejora de la conducta, a los comportamientos sancionables individuales o colectivos:
  • El contrato-compromiso de modificación de conducta, de mejora de la disciplina o de modelación del carácter con el necesario seguimiento y valoración.
  • La reflexión, por escrito, del porqué han ocurrido determinadas situaciones, la responsabilidades de cada parte, las medidas que el propio alumno propone,… base de un posterior consenso.
  • Disponer de un espacio de atención a alumnado sancionado en donde puedan, con el apoyo de profesorado, continuar la tarea de aula u otras sustitutorias, preparadas al efecto.
  • Individualizar la aplicación del reglamento, no insistiendo en lo que no sirve y buscando lo que mejor se ajuste a la persona y al nivel de respuesta de la familia, con importantes dosis de creatividad y flexibilidad.