Defender la Universidad: rebelarse contra el saqueo

Enrique Javier Díez Gutiérrez y Henry Mauricio Ortiz. Profesor y Estudiante en Consejo de Gobierno en la Universidad de León.

El rector de la Universidad de León, José Ángel Hermida, declaraba el 11 de diciembre de 2012 al Diario de León que los recortes harían retroceder una década a la Universidad, alertando del deterioro de la I+D+i y de la “asfixia económica” que sufría nuestra institución universitaria. Es más, decía sumarse al rechazo por los recortes en la financiación universitaria manifestado por la Confederación de Rectores de las Universidades Españolas, afirmando rotundamente que “no se puede recortar en personal ni en dinero para investigación”. Explicaba muy claramente, con el resto de los rectores, que “sin inversión en educación superior ni en I+D+i será inviable el funcionamiento de las universidades públicas” y que es imposible mantener el mismo nivel de calidad con menos financiación, remarcando expresamente que “si la Universidad pierde calidad, también lo hará la investigación científica, la innovación tecnológica y, por supuesto, la formación”. Son palabras suyas, expresadas con claridad y contundencia, en diciembre de 2012, al calor de las protestas y reivindicaciones de la Conferencia de Rectores.

Sin embargo, tras algunas visitas y reuniones con la Junta de Castilla y León, parece que ha aplicado aquel principio de Groucho Marx: estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros. Y donde dije “digo”, digo “diego”. Porque sus declaraciones, cuatro meses después, muestran el giro de veleta que aplica en la realidad: “los despidos no afectarán a la calidad de la docencia y suponen el mínimo coste social”. Explicaba el 16 de abril de 2013 que la mayor cuantía, un total de 2,5 millones de euros, se corresponden con el recorte en los costes de personal. Es decir, con los despidos de profesionales de la Universidad. Pero los recortes avanzan todavía más: el traslado de Ciencias del Trabajo a la Facultad de Derecho y de la Escuela de Minas, el cierre de la Casa del Estudiante, ubicada en El Albéitar, la “reorganización” del Campus del Bierzo, que ya muchos auguran como la eliminación del mismo en un futuro próximo, etc. Todo esto “inicialmente”, porque ya augura más recortes para los próximos ejercicios.

Tal vez por eso ya la Junta de Estudiantes de la Universidad de León calificaba aquellas declaraciones del rector contra los recortes universitarios como “mera apariencia”. Y afirmaban que lo que pretendía era autopresentarse como “víctima”, mientras aplicaba un recorte tras otro.

Todos estos despidos y recortes son consecuencia de la decisión del gobierno del PP de la Junta de no cubrir la financiación del capítulo de personal y de recortar 1,8 millones en el capítulo de inversión. Mientras, el gobierno del PP ha rescatado a Caja España-Duero con 604 millones de euros del dinero público, que es el que iba destinado para educación, sanidad y servicios públicos. Pero parece que el PP no concibe como prioridad “rescatar” a la Universidad y la educación, sino a sus bancos. Bancos que precisamente son los que han provocado esta crisis que estamos pagando doblemente. Porque arrojan al paro y a la miseria a una increíble parte de la población y porque, además, liquidan los bienes públicos, la educación y la sanidad, destruyendo la educación pública, privatizándola para convertirla en nueva fuente de beneficios y negocio para unos pocos.

Ante este panorama todos los caminos deberían conducir a la rebelión, a la resistencia civil, democrática, organizada. No podemos aceptar estas medidas profundamente regresivas como hechos consumados ante los cuales no hay nada que hacer, y “esperar a que las cosas mejoren a partir de 2015”. No hay que caer en el engaño de pensar que los artífices del desastre económico sean los mismos que lo van a reparar. Aún más, no hay ninguna posibilidad, en el marco político de la Unión Europea neoliberal, que las políticas económicas del Estado puedan ser modificadas profundamente para que haya un cambio de rumbo de la economía en general.

Sorprende ver como la “élite intelectual” de la provincia de León, representada en el Consejo de Gobierno de la Universidad, en donde están los Decanos y Vicerrectores de la universidad, deje entrever una esperanza de mejora para 2015 con el marco existente. El domingo 14 de abril el diario inglés Financial Times aseveró que la economía global está “estancada, incapaz de impulsar una recuperación sostenible y es susceptible de un nuevo derrumbe”. Grecia está colapsada, Chipre congelada, Alemania decreció el último trimestre de 2012, Latinoamérica y China desaceleraron igualmente y Estados Unidos no deja de fabricar dólares constantemente. España está grave y León tiene índices desalentadores. No se puede meter la cabeza debajo de la arena como el avestruz. Mientras no cambie la política, no cambiará la economía.

Debemos pasar a la acción. En recientes tertulias de radio, profesores, de derechas y de izquierdas, le reclamaban al rector que se encadenara en la Junta, en el despacho del Consejero, hasta que la Junta no diera la financiación suficiente y necesaria para esta Universidad. Incluso estaban dispuestos a acompañarle y encadenarse con él. Porque si el rector no toma el despacho del Consejero de Educación, igual se encuentra con que la comunidad universitaria le “toma el despacho” a él. No tiene más que aplicar el refrán aquel de que “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”. Porque en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) las Juntas de Facultad de 13, de los 16 centros docentes, piden la dimisión del Rector y de su equipo en respuesta a los presupuestos que prevén más de 300 despidos, exigiendo “la necesidad evidente de una alternativa en las políticas del actual equipo”.

El espíritu que debería animar a un rector, a toda la comunidad universitaria, y en general a la comunidad leonesa, debería ser el de no ceder, rebelarse contra este saqueo. Exigir que no se rescaten bancos mientras se aplican medidas encaminadas a extinguir universidades pequeñas, ya que según el gobierno -y la estrategia Universidad 2015- en España “sobran universidades”, y por supuesto la de León no queda fuera de estas cuentas.

Los estudiantes actuales y futuros no se merecen menos, pues si no se encontrarán con una Universidad pública devastada, y con el florecimiento de universidades privadas que harán su agosto con aquellos que puedan pagárselo, los bancos harán festín endeudando familias, como ya ha pasado a lo largo de toda la geografía latinoamericana donde estos “planes de ajuste y saqueo” neoliberal se han venido aplicando los últimos treinta años.

Si con todo eso el PP no da marcha atrás en esta política de recortes de la Universidad pública, la única posición coherente del Rector sería dimitir. No ser cómplice de esta liquidación progresiva de la Universidad. Mostrar así realmente que defiende la Universidad Pública de calidad, la Universidad de León.